viernes, 19 de octubre de 2012

RASGA TU CORAZÓN (Joel 2:13).


Por: Camilo Leighton ©
Objetivo:

Mostrar que en estos días finales de la humanidad, cuando se ciernen losa juicios de Dios  sobre la tierra, Él todavía nos esta llamando a volver a sus caminos.


    INTRODUCCIÓN

 Descripción de la época de Joel

Sabemos que la persona de Joel el autor de este pasaje, aparte de mencionar a su padre, Petuel, el texto de su profecía no nos dice nada sobre su historia personal. Su ávido interés en Jerusalén, particularmente en el templo (1:9, 13s., 16; 2:14-17, 32; 3:1, 6, 16s.), sugiere que él también era residente de la ciudad.  Su énfasis en las ceremonias sacerdotales y las festividades religiosas respalda la teoría que afirma su carácter de profeta del templo.
En cuanto a la fecha en que la cual fue escrito muchos especialistas han considerado a Joel como el producto  de una sola mano, ha habido opiniones muy divergentes respecto de la fecha de composición, que en “extensión cubren más de medio milenio”.[1]  Mientras que William LaSor explica que tradicionalmente este libro es asignado a un periodo durante la minoría de edad de Joás (835-796) o ubicando al profeta en una época posterior al retorno del exilio, cerca del final del siglo V o aun después.[2] Clyde sugiere que hay dos fechas, la primera se sitúa durante el reinado de Joás en Judá (837 a. C.) y la segunda en una fecha tardía, posterior al destierro (400 a. C.)[3]     Mientras que el Comentario Adventista lo sitúa, en el siglo VII, durante los primeros años de Josías.[4] Pero Joel tal vez se encuentra con los profetas que fueron testigos del apogeo de Asiria en el s. VII a.C. (aquí encontramos a Nahum, Habacuc, Sofonías, Jeremías), pero antes de terminar la centuria había desaparecido del escenario de acción y el Imperio Caldeo o Neobabilónico había ocupado su lugar. Durante los años de decadencia de Asiria y del surgimiento de los caldeos, Dios envió a inminente cautividad babilónica. 


CUERPO

Rasga tu corazón (v. 13a)

            El «corazón (Heb. leb (ble))» que se refiere Joel en su libro se tiene como el centro del conocimiento y de la sabiduría y como sinónimo de «mente». Esta acepción aparece a menudo cuando los verbos «conocer» y «saber» acompañan a «corazón»: «Reconoce asimismo en tu corazón» (Dt 8:5); y «Pero hasta hoy Jehová no os ha dado corazón para entender» (Dt 29:4). Salomón oró: «Da, pues, a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo» (1 R 3:9; cf. 4:29).

Rasga…tus vestidos (v. 13b)

Podemos entender el pasaje Jl. 2:13 hace referencia a la expresión de gran dolor, esto se hacía a través de rasgar los vestidos, significaba que había sobrevenido una gran calamidad (Gn 37:34; Lv 13:45; 2 Cr 34:27; Jer 36:24). Sin embargo, puesto que era posible manifestar esas muestras externas (tus vestidos) de pesar sin que hubiera un verdadero sentimiento íntimo de dolor, se le ordenó al pueblo  que no cayera en ese  fingimiento y que, en cambio, rasgara su corazón.

Rasga (arrepentimiento) tu vida (v.13c)
La palabra rasgar (Heb. (qara> (;q'r])[5]) Aparece 63 veces en el Antiguo Testamento, comenzando con Gn 37:29: «Rasgó sus vestiduras». En la expresión «rasgar los vestidos (vestimentas)», qara> se usa 39 veces, por lo general en señal de luto (Gn 37:34; 44:13; 2 S 13:19). A veces el vocablo integra un acto simbólico, como cuando Ahías «rasgó» una vestimenta en doce pedazos que envió a las doce tribus para anunciar una inminente rebelión (1 R 11:30). Samuel usó qara> en sentido figurado cuando dijo a Saúl: «Jehovah ha rasgado hoy de ti el reino de Israel» (1 S 15:28 RVA). Los animales «desgarran» o «despedazan» su presa (Os 13:8). La expresión qara> es fundamental para que Dios derrame su bendición sobre su pueblo.
Cada persona que compone parte del Pueblo de Dios, debe analizar su corazón, creer y pedir la ayuda de Cristo para obtener el perdón. En otras palabras cada persona debe rasgar su vida, significa que debe experimentar el arrepentimiento verdadero, este arrepentimiento está basado en la influencia del Espíritu Santo.
Elena de G. White es clara en decir: “efectuar un arrepentimiento como éste está más allá del alcance de nuestro propio poder; sólo se obtiene de Cristo, quien ascendió a lo alto y ha dado dones a los hombres[6]” tomando esta declaración podemos ver que el verdadero arrepentimiento no es un acto humano, éste viene sólo a través del Espíritu Santo.  Los vestidos no sirven de nada, lo que se debe rasgar es el corazón, el cambio de conducta debe venir como resultado de la influencia del Espíritu Santo y no como reacción condicionada como la plaga de langostas (1:4).

La Torre Del Arrepentimiento

En las cercanías de Hoddam Castle, Dumfrieshire (Escocia), había una torre llamada “La Torre del Arrepentimiento”. Se refiere que en cierta ocasión un barón inglés, al caminar cerca de ese castillo, vio a un pastorcito que estaba tendido sobre el césped y leyendo atentamente un libro.
—¿Qué lees niño? —preguntó el barón
—La Biblia, señor— respondió el niño.
—¡La Biblia¡ Tú debes ser más sabio que el cura párroco. ¿Puedes decirme cuál es el camino para ir al cielo?
En seguida el pastorcito, sin desconcertarse por el tono burlón de aquel hombre, repuso:
—Sí señor, puedo: usted debe tomar el camino hacia aquella torre. El varón se dio cuenta de que el niño había aprendido muy bien la lección de su libro, y después de pronunciar una insolencia siguió su camino en silencio.
Lector: ¿Ya has estado en “La Torre del arrepentimiento”? Si no... pues ya sabes: debes entrar en ella...[7]


CONCLUSIÓN

Como hemos visto hoy como fue el contexto de la época del profeta Joel, que hablo un mensaje de advertencia y de arrepentimiento al Pueblo de Israel, lo que significó este mensaje expresado en 2:13. Fue una manifestación de la gracia de Dios, proveía Esperanza en medio de las dificultades “la plaga de langostas” (1:4) , fue y es una promesa condicionada, que dependía no de una manifestación externa “rasgar los vestidos” sino de una transformación experimentada “rasgar el corazón” solo por aquellos que dejarán ser influenciados por el Espíritu de Dios.  
 El mensaje central de Jl. 2:13 es que el verdadero arrepentimiento puede ser experimentado por el ser humano solo por la influencia del Espíritu Santo.
             El llamado de Joel tiene dos implicancias, una nacional (Jerusalén, capital del Reino del Sur) y otra personal a Solas con Dios.
Hoy es el día de salvación, Dios te está llamando, desea y añora que vuelvas a Él, no le importa tu pasado, o porque te separaste de su lado, solo le importa que hoy vuelvas a sus brazos de amor. Él te está esperando con los brazos abiertos.
Que el Señor bendiga la decisión que tenemos cada día, la de entregar nuestro corazón y nuestra vida entera. Y como resultado poder experimentar una vida nueva y transformada por el poder de Dios. Les invito a tomar esta decisión. Amén. Oremos.    


[1] R. K. Harrison, Introducción al Antiguo Testamento (Jenison, Michigan: TELL, 1990), 165.
[2] William LaSor, David Hubbard y Frederic Bush, Panorama del Antiguo Testamento (Buenos Aires: Nueva Creación, 1995), 429.
[3] Clyde Francisco y John R. Sampey, Introducción al Antiguo Testamento (El Paso, Texas: Casa Bautista, 1982), 129.
[4] Nichol, Francis D, Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día. Vol. 4 (Miami, EE.UU: Pacific Press Publishing Association, 1985), 961.
[5] W. E. Vine, Vine’s Complete Expository Dictionary of Old and New Testament
Words (Nashville, TN: Thomas Nelson Inc., Publishers, 1984), 301.
[6] Elena G. de White, El camino a Cristo (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2007), 15.

[7] http://www.hermanosunidosencristo.org/ilustraciones_30.htm

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