Sal. 89:13-14: "Tuyo es el brazo potente; Fuerte es tu mano, exaltada tu diestra. Justicia y juicio son el cimiento de tu trono; Misericordia y verdad van delante de tu rostro".
El brazo de Dios es potente para levantar a los cansados y extender su mano fuerte sobre el hombre que está desanimado y también a quien ya no tiene fuerzas para luchar.
Su trono se cimenta en la justicia y juicio, se contrasta el Cordero y el León. La misericordia y la verdad son el reflejo de su rostro e irradia a su alrededor. Nuestro Dios está a nuestro lado cuando nos sentimos desfallecer entre las olas de la angustia, Él está ahí en lo difícil de hacer, tú estaba aquí. Un Cordero que se dio para pagar un alto precio, la ley demandaba la muerte del pecador, pero tú te diste en mi lugar. Eres el León de Judá que terminará definitivamente con el pecado, bajo tus pies será hollada la cabeza de la serpiente (Gn. 3:15). Eres mi esperanza.
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