"La Biblia está escrita por hombres inspirados, pero no es la forma del
pensamiento y de la expresión de Dios. Es la forma de la humanidad.
Dios no está representado como escritor. Con frecuencia, los hombres
dicen que cierta expresión no parece de Dios. Pero Dios no se ha puesto
a sí mismo a prueba en la Biblia por medio de palabras, de lógica, de
retórica. Los escritores de la Biblia eran los escribientes de Dios, no
su pluma. [...]
"No son las palabras de la Biblia las inspiradas, sino los hombres son
los que fueron inspirados. La inspiración no obra en las palabras del
hombre ni en sus expresiones, sino en el hombre mismo, que está imbuido
con pensamientos bajo la influencia del Espíritu Santo. Pero las
palabras reciben la impresión de la mente individual. La mente divina
es difundida. La mente y la voluntad divinas se combinan con la mente y
la voluntad humanas. De ese modo, las declaraciones del hombre son la
Palabra de Dios" (MS 1:24).
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